Entrevista a Fernando Cedres

¿Cuál fue su primera experiencia en Logística?

Allá por el año 1994 ingresé a trabajar en un Operador Logístico, como Data Entry para un laboratorio internacional. Una aclaración previa, mi padre fue conductor de camiones de larga distancia, por lo que aprendí a conducir con camiones. Este hecho marcó mi carrera cuando me tocó trabajar un fin de semana con cierre de facturación y un chofer dejó mal estacionado su camión, bloqueando la bodega. El gerente del área, al no conseguir un chofer para mover el vehículo (un furgón semirremolque), ya pensaba en cómo hacer para despachar a pesar de esta situación hasta que le pregunté si quería que realizara la maniobra con el camión, hecho que no esperaba de mi parte, lo que solucionó el bloqueo. Es decir, trabajar un fin de semana de cierre de mes -hoy a la distancia- considero que fue uno de los disparadores para que al año siguiente fuera promocionado como Supervisor de Distribución. La actitud que tenía en ese entonces, espontánea y de “hacer que las cosas pasen”, hoy día se mantiene intacta y en las organizaciones y en los equipos de trabajo definitivamente marca la diferencia.

¿Qué es lo más complejo de gestionar en el área logística?

Llevo más de 20 años en esta área, ejerciendo funciones desde el dador de cargas, el operador logístico y hoy día como consultor. He vivido el crecimiento de la actividad en nuestra región y el desarrollo tecnológico que contribuye al desarrollo de la logística. Sin embargo, el elemento más complicado de manejar –que a mi criterio siempre se mantiene- es la complejidad en el armado de equipos de trabajo multidisciplinarios y la integración de estos con las áreas con las que el área de logística interactúa. Esto hace que la habilidad en este eslabón de las cadenas marque la diferencia, y actúe sobre la competitividad de las mismas independientemente de la inversión en tecnología u otros aspectos más duros de la supply chain.

¿Cuál es el proyecto logístico del cual se siente más orgulloso?

He participado de varias implementaciones en proyectos diversos, rediseños de redes logísticas y modelos de transportes complejos. Sin embargo, el proyecto del cual estoy más orgulloso fue trabajar sobre un proceso de administración de contenedores/pallets de madera donde era un proceso de resultados negativos al punto de que tirar el descarte era un gasto más. Trabajé sobre la logística inversa de este proceso, es decir, qué hacer para transformar este ciclo vicioso negativo en algo más productivo, teniendo en cuenta que la planta se encontraba a más de 1,600 kilómetros de distancia de donde se descartaban los pallets y contenedores. El rediseño que implementé pasó de tener un gasto negativo a un resultado positivo de US$7 por tonelada, que en lugar de descartar se transformaba en un insumo en forma de biomasa para la planta, en su proceso de generación de energía eléctrica. Este proyecto fue el disparador de mi perfil orientado a la sustentabilidad derivada de las actividades logísticas.

¿Qué importancia tienen para usted las personas en los equipos logísticos?

El nivel de importancia es “clave”, no puedo pensar en otra palabra más adecuada. Nadie es irremplazable en las organizaciones, éstas son dinámicas como la vida misma, pero el diferencial, el impulso y los resultados los generan las personas. Cuando realizo estudios de redes logísticas o modelos de transporte, un área que siempre gravita en los resultados de las mismas es el estado del equipo que gerencia, opera y administra estas redes. El equipo humano es clave.

¿Qué cree usted que falta en Argentina para tener una logística desarrollada?

Argentina, desde la perspectiva regional, tiene un nivel de desarrollo de su logística y de los profesionales del área comparativamente muy bueno, siendo reconocidos a nivel global. Pero por otro lado, desde mi perspectiva, en la Argentina es necesario acordar y desarrollar un Plan Nacional de Logística, como tienen otros países de la región, a fines de coordinar y alinear los esfuerzos de los diferentes sectores productivos y mejorar la competitividad país. Los recursos, las herramientas y la tecnología están disponibles, sin embargo la matriz de transporte no es la más adecuada, el ferrocarril no tiene el impacto en la competitividad logística que debiera tener dadas las distancias de nuestro país. Las alternativas no están debidamente impulsadas, la hidrovía, los nuevos camiones bi-trenes, un paso intermedio muy eficiente entre el ferrocarril y el camión tradicional, la relocalización del Puerto de Buenos Aires, etc.