Pero si la noche es larga, entre paradas a comer o cargar petróleo, tanto en el norte como en el sur todos saben de su presencia, puede ser un camión y carro o semirremolque cargados con contenedores, pallets o gráneles de todo tipo; en fin, son los vigías de la noche, incansables guardianes de sus cargas y humildes mecánicos de sus camiones; mis choferes guardan esa tristeza de navidades y de fiestas patrias, cuando nosotros estamos disfrutando con nuestras familias, ahí están ellos en carretera sin un pan de pascua ni un asado, solo la buena comida de una de las tantas picadas que les da el aliento a seguir a destino, esos son mis choferes.
Una vez que llegan, les dicen “flaco no te preocupes espera en la fila, te llamaremos”, ellos sin desayunar muchas veces, otras sin bañarse o sin ni siquiera ir a un baño digno esperan pacientemente que los descarguen si tienen suerte, ya que la mayoría de las veces “mis choferes” son los que descargan sin ni siquiera despertar… pero ahí están, al pie del cañón.
La teoría de flujos o la teoría de colas (como nos gusta a los ingenieros) no alcanzan a explicar el tremendo empuje, fuerza y compromiso que le ponen mis choferes en el día a día.
Choferes de camiones de carga, ustedes honrados, sacrificados y humildes, siempre a la espera de un “Sí lo vamos a descargar”, ustedes son las “bodegas con ruedas” como muchas veces les he dicho; gracias por enseñar tanta Logística Real, ustedes mis eternos choferes son de lo mejor de la cadena, el que se dice de logística debe sentir el rugir de los motores, descansar en esas literas estrechas o simplemente pasar semanas lejos de casa, esos son mis choferes.
En estos tiempos de crisis mantienen la cadena de abastecimiento operativa, esta editorial es para ustedes que llevan grabada la promesa al cliente.
Rodrigo Rojas Toledo para www.delogistica.com
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