Las últimas semanas hemos leído, escuchado y visto un sin número de situaciones en Latinoamérica que hablan de corrupción y sus derivada; sin duda, eso es una mala noticia por donde se le mire, primero porque nuestra región no está en la primera línea de los países desarrollados, por lo que cualquier robo de recursos podría alimentar miles de familias o construir miles de hospitales y escuelas, segundo porque aleja inversionistas por la inestabilidad que esto produce para la instalación de empresas o industrias, en fin, es una muy mala noticia para todos.
Sin embargo, puede haber una esperanza o una salvación a este flagelo que ensucia sociedades, enferma instituciones y enloda todo, quizás esa esperanza no está ni en las autoridades ni en los santos religiosos y quizás menos en ídolos deportivos, sin duda está en nosotros mismos. Si nosotros, ya que como dicen en el campo “la culpa no es del chancho sino el que le da el afrecho”, que verdad más verdadera (grandes pensadores), esto debido a que las personas que validan personas que rayan en lo moral y lo ético, no podemos esperar que el resultado sea distinto, es como cuando elegimos a nuestras autoridades o representantes en general, entonces es aquí donde debemos sacar –como en una película- nuestra moral, total, es cuestión de honor.
Pero ¿cómo lo hacemos los profesionales para aportar en esto? Simplemente no aplicando Maquiavelo (con su libro El Príncipe) en donde el fin justifica los medios, aquí debemos ser honorables en el más amplio sentido de la palabra, competir con buenas herramientas y no hacer trampa para lograr un objetivo, ya que es cuestión de honor lo que hay en juego, es nuestro prestigio y sobre todo la sustentabilidad de nuestras familias, esto va más allá de la profesión, sin duda, es cuestión de ética.
En lo concreto, si tenemos la convicción de que hay algo que no está bien y generará un perjuicio a la empresa, personas o comunidades, simplemente deben decir que NO, aunque esa negativa quizás sea arriesgar un trabajo o un sueldo, ya que sin duda si se transforman en yes man en algún momento esa decisión les pasará la cuenta, no podrán ser libres profesional y personalmente y lo que es peor, sus currículos se mancharán con algo no deseado, con algo que nadie quiere tener en su hoja de vida profesional, con eso que habla del deshonor y la falta de ética, ejemplos miles, profesionales valientes y líderes pocos, ahí está la oportunidad.
Esto no se trata de ser santo o virgen según sea el caso, esto es cuestión de sustentabilidad profesional, es cuestión de honor y es cuestión de ética, sin esto no tenemos mucho que hacer, sobre todo hoy en día que no hay espacio para errores de fondo, ya que con las redes sociales y la conectividad, todo se multiplica de un momento a otro, lo que hace que todo sea más exigente y más transparente, y sin lugar a dudas esto llegó para quedarse, ya que al fin y al cabo lo que hacemos es cuestión de honor y ética, súmense a esta red y verán que la sustentabilidad llega sola, por profesionales buenos pero no solo técnicamente, sino doctorados en humanidad.
PD: no imaginamos a Mandela, Gandhi u otros teniendo cuentas en paraísos fiscales, los verdaderos líderes parten con el ejemplo y la consecuencia, y como saben en nuestros 10 años no los metemos en religión, política o cosas así, solo nos metemos en enseñar y educar ese es nuestro fin del primer dia.
Equipo deLogística
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