Nombre | Diego Augusto Vicencio Torres |
Profesión | Ingeniero Civil Industrial / MBA |
Cargo | Gerente de Negocios y Desarrollo |
Empresa y país | Empresa Portuaria Puerto Montt (EMPORMONTT), Chile |
¿Cuál fue su primera experiencia en Logística?
En los inicios de mi etapa profesional, tuve la suerte de integrarme a Agunsa, donde pude comprender el mundo logístico terrestre y naviero de diversos tipos de carga, como la fruta, salmón, cargas de proyectos y otros.
Definitivamente el poder interactuar con todos los eslabones de la cadena, como las plantas de producción, los depósitos de contenedores, centros de distribución, los distintos puertos de la V, VIII y X regiones, las agencias aduaneras y los transportistas me dio una imagen potente de la Logística.
Posteriormente tendría la posibilidad de seguirme desarrollando en logística y Operaciones en Minería, en el rubro salmonero y actualmente en el Marítimo Portuario.
¿Qué es lo más complejo de gestionar en el área logística?
El generar el entendimiento colectivo de todas las partes involucradas en esta cadena, comprendiendo así que las necesidades particulares en realidad son de carácter común, pues terminan afectando directa o indirectamente a un eslabón.
Para esto, es necesario una comunicación efectiva con todos los involucrados y así lograr ser eficientes no solo en tiempos, sino que también en costos. Hoy tenemos industrias que producen los mismos productos en similares lugares, por lo tanto, la eficiencia logística, puede ser la diferenciación hacia su cliente final.
¿Cuál es el proyecto logístico del cual se siente más orgulloso?
Tengo muy buenos recuerdos de proyectos logísticos implementados. Uno en particular en el rubro salmonero, en el que se implementó un modelo logístico al cual llamamos 2.0, en el cual pasamos de hacer una logística “naviera-terrestre” con 8 o 9 naves menores a una con naves mayores en menor cantidad; y al transporte terrestre se le pasó de pagar por “vuelta” a dólares por toneladas, lo que evitó fugas y futuros viajes mal aprovechados. Por la dispersión geográfica, las distancias y condiciones climáticas desfavorables de la X, XI y XII regiones, lograr una logística eficiente en costos, calidad y tiempos era primordial. Los resultados fueron exitosos y a mitad de año ya habíamos cumplido la meta de ventas anual por servicios, pues nos diferenciamos ampliamente y reducimos los equipos de transporte terrestre en un 30%.
En el rubro minero no metálico tuvimos una negociación con empresarios asociados del rubro del transporte y aunque las tarifas subieron, se le pidió a cambio ciertas formas de operación en las que habíamos detectado fallas en la eficiencia. El resultado fue menos viajes para un igual número de toneladas transportadas hacia el cliente final, lo que se tradujo en ahorros finales para la compañía y en un uso eficiente de los equipos de los transportistas.
Hoy estamos trabajando en la logística portuaria para la transferencia de un parque eólico, lo que trae ciertas complejidades, pero que lo hace un desafío interesante.
¿Qué importancia tienen para usted las personas en los equipos logísticos?
Es de una alta importancia, primordial, si se quiere llegar a buenas formas de trabajo y, en consecuencia, a buenos resultados. Un equipo de trabajo logístico requiere de distintas habilidades y por sobre todo, de comprensión del entorno de influencia. Con estas capacidades y con tantos actores participantes, cada parte del eslabón debe hacer lo mejor posible, para generar valor a toda la cadena. Los equipos de trabajo en cualquier ámbito son parte esencial del éxito o fracaso, y la logística no es la excepción.
¿Qué cree usted que falta en Chile para tener una logística desarrollada?
Chile tiene desventajas logísticas naturales, pues al estar en el extremo sur del mundo, es el punto más alejado en distancia, para hacer llegar nuestros productos a los clientes finales, generalmente en Norteamérica, Asia y Europa, lo que supone un mayor costo o tiempo de traslado. En un planeta donde el “tiempo es oro” y pequeñas variaciones en costos pueden hacer la diferencia, no podemos darnos el lujo de no perfeccionar constantemente el sistema logístico nacional, entendiendo que grandes inversiones pueden no rentabilizarse en un corto periodo de tiempo, pero nos ayudan a ganar competitividad inmediata, de lo que se verán beneficios constantes.
Algunos ejemplos son, para exportar salmones congelados, se trasladan con fletes terrestres desde su origen en la X o XI regiones, hasta los puertos de la VIII o V región, lo que supone un traslado de 600 a 1100 km para solo llegar a un puerto, cosa que carece de toda lógica.
En el mundo agroindustrial, Chile se encuentra entre los 10 principales exportadores del mundo, en donde el costo logístico de la manzana es el 42% del valor total, el de la madera un 18% y el del vino un 16%, cosas que nos indican que aún tenemos bastante por hacer para ser más competitivos.
No obstante, como país tenemos una base sólida, sobre la cual podemos construir, pues tenemos carreteras de buen nivel, en su mayoría con instalaciones y servicios aceptables. Poseemos puertos que, en su mayoría entregan lo necesario para el buen funcionamiento del comercio internacional, aunque se deben generar inversiones importantes para competir con nuestros vecinos del norte como Perú y Colombia y no quedarnos atrás y además, tenemos la constante posibilidad de integración a tecnología de punta.
Para dar el salto, se deben generar estrategias para suplir las debilidades logísticas de cada una de las industrias, mediante un esfuerzo público-privado, disminuir la burocracia en el transporte internacional, mejorar la calificación profesional de las partes que participan en todas las partes de la cadena; y además tener ejecutivos especialistas y bien preparados que dirijan estas actividades.