Nombre | Julio Padilla Solís |
Profesión | Doctor en Ingeniería Industrial e Investigación de Operaciones |
Cargo | Gerente General / Profesor Principal |
Empresa y país | Asesores Gestión de Operaciones S.A. | Universidad de Lima – Perú |
¿Cuál fue su primera experiencia en Logística?
Antes de estudiar el doctorado en Ingeniería Industrial, a pesar de ser un graduado en Ingeniería Mecánica, la vida profesional me puso en el planeamiento de una corporación con cinco fábricas como primer trabajo. Si bien mi deseo era bajar a las fabricas para acercarme a las maquinas que tanto había estudiado, empecé a darme cuenta que había otro mundo más agregado que tiene como objetivo el gestionar ese funcionamiento. Que productos y en que volúmenes se tienen que fabricar en esta semana y en las próximas, cuanto inventario se debe tener en los almacenes, que volúmenes y hacia donde deben ser transportados, etc. Allí reconocí la importancia de la logística, no solo en la operación diaria, sino en su proyección para llevar a la empresa a mejores futuros.
¿Qué es lo más complejo de gestionar en el área logística?
Sin duda alguna es la relación con las otras áreas de las empresas. La logística, en su proyección al modelo de cadena de suministro, tiene como objetivo la integración global de todas las operaciones de la empresa. Hacer entender a los funcionarios de cada área involucrada que el objetivo global es mucho más importante que el objetivo local, es uno de los retos del profesional en logística. Por muchos años esta relación ha tenido que ser cultivada con los profesionales de abastecimiento y de producción, y creo que se están alcanzando resultados muy alentadores. Recientemente el modelo de cadena viene evolucionando hacia la integración con la gestión de demanda. La empresa es una sola y tiene que planearse integradamente, suministro y demanda, para llegar a los mejores resultados. Culturalmente esto implica un gran cambio. Tenemos que coordinar y tomar decisiones con los funcionarios de ventas y de marketing. Todo un reto que todavía no ha sido superado.
¿Cuál es el proyecto logístico del cual se siente más orgulloso?
No hay hijo feo para un padre y por ello todos los proyectos que he tenido que desarrollar en las empresas amigas siempre han sido una oportunidad placentera. Buscar una solución que ayude a las personas de la empresa, termina no solo con una recompensa profesional sino con nuevos amigos. Por recordar algo, preparar un proyecto mediante el cual una gran empresa realizó el gran cambio para pasar de un modelo funcional a uno de cadena de suministro, nos dio muchas satisfacciones. Preparar un programa que permite mover eficientemente a cientos de transportistas diariamente a nivel nacional, también fue un proyecto retador. Tal vez el proyecto más extraño fue el modelar la cadena de suministro de un sistema de justicia penal en el cual no se movían materiales sino delitos y en los que estos son sometidos a varios procesos completamente estructurados que deben ser dimensionados y planificados. Fue todo un orgullo por la abstracción que fue necesario lograr.
¿Qué importancia tienen para usted las personas en los equipos logísticos?
Mucho mayor de la que podemos imaginar. Un proyecto se hace con personas. La preparación de dichas personas es vital pero tal vez más importante, es la actitud. Un proyecto no tiene éxito en la computadora ni en los prototipos. Un proyecto es exitoso cuando las organizaciones lo ponen en uso y obtienen resultados beneficiosos, y allí estamos hablando de personas. En el equipo logístico tiene que haber conocimiento pero también tiene que haber capacidad de relacionarse con personas de formaciones muy distintas. Esta capacidad multidisciplinaria tiene que desarrollarse con experiencia y voluntad.
¿Qué cree usted que falta en Perú para tener una logística desarrollada?
Claramente falta un enfoque sistémico. Últimamente el Perú está implementando proyectos logísticos de mucha importancia. Por poner un ejemplo, están las grandes inversiones efectuadas en la infraestructura de los puertos nacionales. El problema radica en que dichos proyectos no serán exitosos mientras no se piense integradamente en todo lo que debe funcionar alrededor de nuestros puertos. Se llegan a situaciones en que las grandes y modernas instalaciones tienen una utilización muy por debajo de sus capacidades nominales simplemente porque los recursos complementarios no están preparados. Otro ejemplo está en la gestión de las cadenas logísticas de nuestras exportaciones. Ya están reconocidas y analizadas pero no existen esfuerzos para gestionarlas integradamente en búsqueda del mayor beneficio para el país.