Pareciera ayer cuando los distintos CEOs veían al transporte como un mal necesario, algo que tenían que contratar pero no muy felices, no les gustaban las filas de camiones, los choferes, el ruido de los motores, el carguío y descarguío, etc. Sin embargo, con el paso del tiempo la logística ha tomado carácter estratégico dentro de las empresas, y el transporte (junto con ella) toma otra cara, más importante sobre todo frente al cliente, porque lo que queda claro es que, en el formato de la última milla o distribución directa a clientes, son los transportistas nuestra cara visible frente a los clientes.
Dado lo anterior, el transporte se ha profesionalizado en todas sus líneas, si bien falta mucho todavía, se ha avanzado considerablemente partiendo por los mismos equipos, camiones modernos amigables con el medio ambiente, inclusive eléctricos no contaminantes (tanto ambiental como acústicamente), choferes con cursos de capacitación en seguridad, uniformidad de operaciones, integración multimodal y suma y sigue, sin embargo, todos estos upgrade no son gratis y tienen un costo, que se ve sin duda compensado por los mejores niveles de servicio, eficiencia en la operación e imagen corporativa robusta y positiva, frente al cliente final.
Lo anterior no significa que el transporte puede cobrar lo que quiera, sino que significa que el transporte debe cobrar lo justo, siempre bajo el criterio de win-win ya que tanto el mandante como el transportista deben ganar en esto, el primero porque al tener un buen servicio con tarifas competitivas hace que aumente su participación de mercado y el segundo al tener estabilidad con contratos, tarifas justas con polinomios de reajustabilidad y premios por servicio, hacen que el transporte sea sustentable en el tiempo y se genere una complicidad tal que el transportista pasa de ser un mal necesario a un socio estratégico en la empresa.
Todo lo anterior ya no tiene vuelta atrás, las empresas que crean que pueden marginar apretando las tarifas de transporte hoy están absolutamente equivocadas, ya que si exprimen al máximo al transportista, lo único que conseguirán es que éste quiebre y que sus clientes literalmente queden botados por no poder tener distribución de sus productos a los puntos de ventas, y sin duda para salir del paso llamarán a otros transportes a nivel SPOT que les cobrarán mucho más de lo que hubiesen pagado si hubiesen tenido un trato de socio estratégico win-win con el transportista, en fin, como dice el proverbio lo barato siempre cuesta caro.
A las empresas les sugerimos tratar bien a sus transportistas, se vienen grandes desafíos como la electro-movilidad y la última milla por el e-commerce y debemos contar con un socio estratégico que nos ayude a cumplir las expectativas de los clientes, nuestros transportistas.
Rodrigo Rojas Toledo para www.delogistica.com
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