Que estamos viviendo tiempos de cambio qué duda cabe, en todos los ámbitos, social, político y religioso, por nombrar algunos, del cual las empresas no están ajenas.
Atrás quedaron los tiempos de los “patrones de fundo”, del poder coercitivo, de las organizaciones jerárquicas verticales, de jefes omnipotentes, de áreas en la empresa aisladas, del egoísmo profesional; por nombrar algunas situaciones, las nuevas empresas requieren nuevos liderazgos, dejando de lado el interés pequeño y mezquino, por objetivos globales y colaborativos.
Ya hemos hablado de como los profesionales yes man perjudican a las empresas con su afán de decirle que sí a cada cosa que digan sus jefes sin ni siquiera cuestionarse si está bien o mal, pero si a esos yes man les sumamos Jefes o Gerentes que propician que esto se propague, sin duda estaremos frente a la tormenta perfecta.
Al revisar en algunas empresas con incentivos perversos, que pueden ser individuales o por áreas, nos damos cuenta de que es caldo de cultivo para no asumir responsabilidades, lo que se traduce en que simplemente estos “jefes” estén constantemente en la empresa “pensando” como pueden pasar la responsabilidad a otras áreas o a sus pares, no visualizando el gran extra costo que tiene para la compañía en su conjunto esa ineficiencia y pérdida de tiempo, esos llamados “Gerentes” sin duda atentan contra la sustentabilidad de las empresas.
Pero ¿cuál es el perfil de estos gerentes? Por lo general son profesionales muy inseguros como personas, que siempre están a la defensiva, que basan su “liderazgo” en sus títulos en forma individualista, que ven a los equipos como subalternos, entre otros aspectos, pero ¿quién puso a esos gerentes ahí? Quizás también para ser justos, “la culpa no es del chancho sino del que le da afrecho” (viejo refrán de campo).
Este tipo de “Gerentes” es perjudicial incluso para aquellos líderes dentro de la organización que quieren mirar al futuro en forma constructiva, ya que este tipo de personajes hacen que esos líderes con buenas intenciones estén perdiendo tiempo en defenderse de otros pares internos, en vez de estar preocupados por lo que realmente importa, el cliente.
Quizás como lo hemos mencionado en las cualidades del líder moderno, aquí más que “sargentos” necesitamos personas que sean empáticas, que tengan ética, que sean honestas, francas, con interés real en sus equipos, que sepan por sobre todas las cosas, que los objetivos son transversales y que cada área coloca lo mejor de si para crear un gran resultado, no que piensen que el resultado es individual sino colectivo, en ese colectivo que llamamos empresa.
Todo lo anterior es tan importante que puede guiar a una empresa al fracaso rotundo o al éxito absoluto, hoy las organizaciones no se miden por quien “grita más fuerte” sino por quien “hace las cosas de verdad”, la empresa moderna debe tener “algo más” que la típica productividad, debe pensar sin lugar a dudas en el triple resultado, en donde lo social, ambiental y económico son vitales para mantenerse en el mercado; pero esto debe comenzar en casa, teniendo equipos gerenciales generosos, honestos y éticos, así empezamos a construir la imagen de la empresa, primero estando bien en casa para salir a la calle a mostrar lo que somos.
Debemos sin duda salir de las mediocridades gerenciales, para esto los directorios, dueños y los equipos que hacen el trabajo son vitales, ya que ellos deben ser los que elijan a sus líderes en cuanto al perfil que quieren y necesitan, y de ahí se van a seleccionarlos con las distintas herramientas que existen, piensen siempre que un “gerente mediocre” producirá una desmotivación tal en sus equipos que a la larga, por miedo, por desagrado, por poco compromiso generarán una “parálisis por análisis” que hará que nadie quiera tomar decisiones, sin duda, una tormenta perfecta.
Apostemos por buenos líderes, en la plenitud de la palabra, buenos técnicamente, organizacionalmente, empáticamente, éticamente, humanamente y por sobre todo que sea una persona, una buena persona.
Rodrigo Rojas Toledo para www.deLogistica.com
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