La planificación de la demanda se ha transformado en una tarea habitual para muchas empresas. Si bien aún no es perfecta, muchas empresas establecieron procesos S&OP (planeamiento de ventas y operaciones) donde aprovecharon los sofisticados sistemas ERP e introdujeron nuevas herramientas de inteligencia artificial en sus análisis.
Sin embargo, la pandemia del COVID-19 provocó un caos de demanda sin antecedentes, tanto al alza como a la baja y aumentó la volatilidad en muchas industrias, cambiando los desafíos claves de las mismas y sus prioridades de planificación, por ejemplo, muchas empresas racionalizaron su cartera de productos, concentrándose únicamente en los productos de mayor rotación y mejor margen de contribución. Por lo tanto, un proceso de priorización de clientes por importancia estratégica, márgenes e ingresos también ayudará a proteger la continuidad de las relaciones comerciales.
En la actualidad la planificación de la demanda debe entender que los modelos estadísticos tradicionales no pueden capturar rápidamente las nuevas condiciones de demanda y que en la nueva realidad es que debemos evaluar las influencias externas continuamente, como por ejemplo entender las cambiantes medidas gubernamentales, manejar nuevas fuentes de aprovisionamiento tanto de bienes como de servicios y crear pronósticos que permitan la planificación de escenarios para la demanda mínima y máxima, entre otras medidas.
En la nueva realidad es imprescindible contar con un equipo multifuncional para planificar, compuesto por analistas de datos, planificadores de la demanda y ventas donde la información sobre los cambios en la oferta y la demanda esté sincronizada y actualizada.
Las interacciones directas con los clientes son un elemento transcendental para comprender la demanda futura, intensificar la colaboración con el cliente a través de actualizaciones frecuentes sobre los pronósticos de pedidos y sus expectativas del mercado puede ayudar a minimizar los riesgos de suministro.
A medida que las operaciones vuelvan a la nueva normalidad, seguirá existiendo la necesidad de agilidad. Para permitir esta agilidad, las empresas deben equiparar sus procesos y sistemas S&OP con sus competidores y hacer su tarea: los datos deben estar limpios y los procesos y sistemas deben configurarse y utilizarse de manera inteligente.
De acuerdo con los nuevos procesos y sistemas, las empresas deben revisar las capacidades y habilidades que necesitan para el futuro. En lugar de pronosticar solo la demanda, los planificadores deben monitorear la producción y el envío a los proveedores, estimar sus propias capacidades de producción y comprender la evolución del mercado descendente. En consecuencia, es el momento adecuado para repensar las estructuras organizativas para la nueva normalidad.
Una crisis puede aumentar o reducir la demanda de productos, lo que hace más compleja y relevante la estimación de la demanda real. Las empresas deben analizar si las señales de demanda que están recibiendo de sus clientes son realistas y reflejan la incertidumbre en las proyecciones. El equipo de planeación de demanda, usando su experiencia y las herramientas analíticas adecuadas, debe ser capaz de identificar señales de demanda confiables para determinar la oferta necesaria.
Por último, si bien los sistemas de inteligencia artificial continuarán apoyando a los planificadores y mejorando la toma de decisiones, la planificación compleja en situaciones con alta volatilidad seguirá estando impulsada por seres humanos.
Gastón Greco para deLogística
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