Pueden existir distintos países, distintas culturas, diferentes colores de piel, distintas religiones o diversos intereses políticos; sin embargo, cuando somos padres el sufrimiento de niños viviendo cosas que no les corresponden a su edad, escapando de las bombas y atentados, sin poder ir al colegio en forma normal como nuestros hijos, sin tener acceso a cosas tan básicas como el agua o el alimento mínimo al final del día, nos afectan y nos preguntamos ¿Qué podemos hacer en forma concreta?
Primero debemos pensar como países en la problemática de base para así buscar soluciones de fondo, da la sensación que las medidas son más bien reactivas que proactivas, al ver el éxodo en Siria a raíz de la guerra civil que los afecta los últimos 4 años, al ver familias completas dejando todo atrás, escapando con lo “puesto” y poniéndose en mano de inescrupulosos traficantes que ponen a disposición “barcazas” con el fin de llegar a Europa cobrándoles todos sus pocos ahorros que les quedan, y más encima sobrecargando estas “naves” al doble y muchas veces al triple la cantidad de personas que debiesen zarpar, sin duda ese tipo de “logística” no es lo que queremos.
Si hablamos logísticamente, deberíamos buscar todas las alternativas más cercanas a Siria, ya que claramente Europa no queda “a la vuelta de la esquina”, nos preguntamos Siria está en Asia, en el medio oriente ¿Qué pasa con los países vecinos? ¿Existe alguna posibilidad de coordinarse, repartirse en forma digna y estructuralmente sustentable a los refugiados? Las distancias disminuirían así como los riesgos de esas malditas “barcazas” que hacen en gran parte de las veces que sea una Logística sin retorno.
Lo otro es la logística de alimentos, aquí los organismos de ONU deben focalizar la distribución en forma eficiente y coordinada, como el problema ya está, hay que focalizar los puntos de entrega con el fin de asegurar el abastecimiento a estas familias, además, de constituir estos puntos en lugares cercanos a fuentes de agua o redes de agua con el fin de que sanitariamente no se trasforme en otro problema, el desafío es hacer el mapa con la densidad de familias, ese es el punto de partida.
Por otro lado tenemos la logística de voluntarios, teniendo el mapa ya definido está el traslado de estos que en lo posible deben estar cercanos a los puntos, con tal de disminuir también los tiempos de desplazamiento así como los costos asociados, con el fin de focalizar los recursos en alimentos y necesidades para los refugiados como medicamentos.
Por último estamos nosotros, que estamos acá en Latinoamérica mirando de lejos esta tragedia humanitaria la más grande después de la segunda guerra mundial, logísticamente estamos lejos pero de corazón estamos cerca, la forma concreta de ayudar es con aportes económicos, por ejemplo, a través de la UNICEF, hasta ahora es lo más concreto; además considerar seriamente –en Latinoamérica- el poder recibir refugiados, pero en forma RESPONSABLE no para sacarse la foto por motivos políticos, debe ser realmente en forma desinteresada y generosa, el no ser así los refugiados vivirían un segundo desplazamiento, debemos recibirlos con los brazos abiertos y toda la contención que tengamos.
No queremos más, nunca más, ver imágenes de niños sufriendo o muriendo en tratar de llegar a un lugar que les permita ser simplemente niños, que no sea más una logística sin retorno…
Rodrigo Rojas Toledo para www.deLogistica.com
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