Que duda cabe que estamos viviendo tiempos complicados, quizás los más difíciles desde la segunda guerra mundial, debido al avance implacable de esta pandemia llamada COVID 19 o simplemente Coronavirus; que hasta ahora ha causado la muerte de decenas de miles de personas e infectado cientos de miles acercándose ya al millón. Esto ha traído un sinfín de efectos no deseados como la crisis económica mundial, ya que literalmente estamos todos paralizados ante esta pandemia, ciudades sitiadas, aviones en tierra, plantas cerradas, bolsas desplomándose todos los días, entre otros grandes problemas que nos afectan en cada rincón del mundo.
En los efectos económicos globales, sin duda los que se ven más afectadas son las Pymes, profesionales independientes y cesantes, ya que son los que sin duda no tienen las espaldas financieras para poder soportar esta parálisis global y local, ya que muchos de ellos deben salir día a día a vender para tener el sustento a sus familias y así seguir sobreviviendo como muchos de ellos ya lo venían haciendo hace tiempo desde el estallido social del 18 de octubre.
Además de la incertidumbre de pensar ¿cuánto durará esto? ¿cuándo va a volver todo a la normalidad? Entre otras preguntas, sin embargo, lo que hay detrás de esta parálisis por análisis, es mucho más complejo, inclusive hasta vital para todas las familias que están detrás de todas las personas en el mundo, es decir, en nosotros mismos, todos tenemos temor, incertidumbre y sobre todo nos preocupan quienes más queremos proteger en nuestra vida, que son nuestros hijos.
Lo anterior, amigos míos, es simplemente los miedos más básicos que tenemos todos sin excepción, algunos actúan de una u otra forma, aquí no hay recetas, no hay gurús de redes sociales (que son los primeros en caer), no hay Superman ni Batman; en fin solo personas reales de carne y hueso, que lo único que quieren es proteger a sus familias y conseguir el alimento del día a día en forma honesta y ética, aquí están los verdaderos héroes anónimos y quienes lo mas probable dicten como será el mundo después de superar esta maldita enfermedad, o quizás merecida pandemia
¿Quién sabe? lo que está claro es que si vemos el vaso medio lleno de esta situación apocalíptica, es que pararon los aviones y barcos, los autos y buses; por lo tanto descendió la contaminación y sobre todo el ruido: esto es un respiro para nuestro ya bien “apolillado” planeta, quizás es lo mejor junto a la unión de las familias y el dejar de lado los aparatos electrónicos para comunicarse en forma real, hasta prehistórica como dicen mis hijas, con palabras y solo palabras y los sonidos que ellas conllevan.
De que estamos en tiempos difíciles, que duda cabe, sin embargo, mi abuelo siempre me decía a los diez años, “hijo, si quieres vender helados, véndelos en invierno” y yo en mi lógica de niño le pregunte ¿pero Tata, nadie me va a comprar helados cuando hace frío y llueve? Sin duda estás equivocado le dije, a lo cual mi querido tata me respondió “es por eso que debes venderlos en invierno, esa es la razón, porque si sobrevives, sin duda a tu empresa le irá bien en las épocas de verano o buen tiempo cuando las vacas estén gordas”.
Pasé años tratando de entender lo que me dijo mi Tata, pero hoy lo veo con claridad: vemos las cosas nubladas, enredadas, complejas, sin salida, preguntándonos ¿porque a mí? Pero quizás simplemente estamos vendiendo helados en invierno, pero amigos sin duda después llegará la primavera y después el verano y nos irá muy bien, si pasamos esta etapa unidos simplemente, vendiendo helados en invierno.
Un abrazo
Rodrigo Rojas Toledo para www.deLogistica.com
Twitter: d_logistica
Facebook: delogística
LinkedIn: deLogística
Instagram: delogistica